martes, abril 25, 2006

Los diez corazones de la marca,
Se pierden en el polvo silente,
el cristal y el oro refulgen en sus ojos,
mientras caen en la eterna espiral del olvido en luna.

¿Dónde están los sueños adolescentes?
¿Dónde el bosque en el que juré amor eterno?
La conciencia de fuego brilla en la noche en lluvia plenilunio.

De la espada del Cid y el escudo de Perseo héroe ,
del nenúfar hado destino sin sentido ocaso
y de la magra experiencia que es no ser Leonidas monarca,
surge un lamento de llamas y hielo pérfido,
surge el sentido pardo de haberme alejado en contienda contra molino bajo.

Arturo cae,
El vengador de Roldán cae;
junto a Robin, su rey de león corazón y el astuto Odiseo,
Se pierden en la mar cristal de un sueño.
El viento gira y húmedo embelesa,
Cuando el hijo de dioses, domador de titanes,
Se pierde en la divina esencia de lo que ya no es,
A la distancia Héctor, domador de tormentas,
Atraviesa el espejo que esconde una lagrima.

Ya no son,
Ya no serán,
En este mundo vacío,
De tiranos y cobardes y necios,
los diez corazones de la marca,
se pierden en el polvo silente.

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