miércoles, enero 25, 2006

Sueños Vacíos

Viajo con los gnomos,
con la conciencia errada de tu carne y tu anhelo,
hace años de plata y ceniza y muerte y nova luz que no te sueño,
ni aún en el lugar donde Saikato se funde con el cielo de las nieves,
ni aún donde el dragón antiguo baila con el hada luna.

Entre las sombras de Monsieur y Madame Richelieu te conocí una vez,
cuando tome tu esencia del valle de la libera ragazza,
donde los faunos cantan aún a la sagrada diosa enterrada,
donde tu corazón halló reposo en una noche de tormenta.

Ahora que esos sueños parecen tan distantes,
vuelvo a toparme con el valle encantado,
mas tu no estás ya aquí,
haz viajado lejos,
a un lugar donde incluso Orfeo no podría alcanzarte.
Oniwabanshu - Kyoto Tansakugata

Por las palabras que nunca dijimos a pesar de tanto desearlo,
Por las personas que olvidamos,
Por el valor perdido en el momento menos indicado,
Por la fortaleza surgida cuando menos se esperaba,
Por los sueños desaparecidos y los recien surgidos,
Por las esperanzas encontradas y aquéllas convertidas en cenizas,
El final de una era,
El nacimiento de un camino,
Oniwabanshu - Kyoto Tansakugata

jueves, enero 19, 2006

La marca del muerto,
tu sangre que se mezcla con mi sangre y con la sangre del estigma de rosas,
viento y humedad de tus labios,
fuego y olvido de mis ojos,
uno y dos, dos y cero,
el fin de un blanco mar
en la cósmica cadencia de la nada.
Tu y Yo,
olvidados entre puertas de espinas.

martes, enero 17, 2006

EXT. CALLEJÓN EN PENUMBRAS ---- OCASO

Un hombre camina dando tumbos por el callejón, en su mano izquierda lleva un hacha de cuyo filo escurre un liquido rojo y espeso.


K
(voz en off)
Nunca puedo escapar de esta canción

Frente a K aparece una mujer gritando como enloquecida, el hombre la ignora y pasa junto a ella como si nada. La mujer sigue a K con la mirada mientras éste se aleja por el callejón.

K
(voz en off)
El fin del mundo...el inicio del mundo

K continúa avanzando, aún con el grito de la mujer como fondo. Observa el final del callejón, una luz brillante. Mientras continúa avanzando tres vagabundos pueden verse sentados a unos pasos de él. Parecen totalmente desconectados del mundo, hablando palabras incoherentes y repetitivas. K los ignora también, su vista fija en el final del callejón, por fin llega hasta ese lugar.

Mientras K llega al final del callejón una escena IMPACTANTE se revela, una ciudad en ruinas, bañada de fuego. En el centro del lugar una gran luz parece surgir del cielo. A su alrededor una especie de seres brillantes giran sin aparente control.

K
(voz en off)
No es su momento aún…

K levanta el hacha, colocándola en su hombro, acto seguido comienza a caminar en dirección a la luz

jueves, enero 12, 2006

REUNIÓN CELESTIAL

Osiris llegó tarde como acostumbraba. Esta vez la excusa era que, luego de ser desmembrado como era tradición, uno de sus brazos fue tragado por un cocodrilo. Según él, había pasado los últimos quinientos años abriendo los estómagos de incontables docenas de estos reptiles, hasta que por fin lo encontró. Los demás dioses, acostumbrados a sus historias de desmembramientos y órganos extraviados no dijeron nada. Con su llegada, la “Cumbre Suprema de los Dioses” numero tres millones y siete, celebrada esta vez en el palacio dorado de la paradisíaca ciudad oculta de Lemuria, ya podía comenzar. Esta vez se tratarían temas importantes como la paz del mundo, la salvación de los hombres y la erradicación de los males que hasta entonces agobiaban a la tierra.

Los dioses entraron al palacio. Todos se dirigieron a tomar asiento en el consejo divino, una mesa ovalada rodeada de tronos situada en la estancia principal. Antes de que pudieran sentarse a deliberar, comenzó una de las ya clásicas peleas por los lugares: Zeus y Thor discutían acaloradamente sobre cual de ellos debía sentarse en el sitial destinado al supremo dios del rayo. Como siempre en estos casos, el asunto degeneró en una pelea de proporciones celestes. Esta vez fueron rayos y descargas los que surcaban el lugar. Otras veces se había tratado de maremotos, flechas, fuego o incluso, si Osiris llegaba a tomar parte en la pelea, brazos ensangrentados.

Los dioses menores buscaron refugio inmediatamente. Eran demasiado débiles para resistir uno de aquellos rayos. Los arranques de cólera de los dioses supremos siempre terminaban por acabar con un par de ellos. Esta vez no fue la excepción. Mientras huía a esconderse, Pastelium, dios protector de los pasteleros en la ciudad de Florencia, fue freído por un relámpago. Ese día los pasteles de la ciudad italiana se volvieron amargos. Lejos de apaciguar el conflicto, este accidente lo intensificó: Pastelium era primo tercero de la madre del abuelo de un tío segundo de Susanoo, el dios japonés de las tempestades.

Queriendo vengar la afrenta a su familia, éste se unió a la pelea. Sin embargo, estaba completamente ebrio, luego de haber bebido en compañía de Dionisio. Esto ocasionó que con su katana mágica, Kusanagi, cortara accidentalmente las barbas de Marduk, el supremo dios solar babilónico. Lo que siguió fue una reacción en cadena: Marduk quemó por error a Tlaloc, éste provocó un Maremoto que golpeó a Vishnu, Astarté y Shen Nong. Pronto, incluso las piernas de Osiris cruzaban el recinto, golpeando la cabeza de algún dios distraído.

Luego de 247 años, incluso los dioses de la guerra se cansaron de pelear. Todos deseaban regresar a sus hogares. El palacio dorado quedó en ruinas, como ya había ocurrido con otras construcciones tres millones y seis veces antes. Otra cumbre suprema fracasó. Varios dioses menores estaban heridos o reducidos a polvo. Fue necesario repartir entre los presentes las funciones vacantes: Huitzilopochtli fue nombrado nuevo dios de los pasteleros florentinos; Odin se convirtió en protector de los domadores de elefantes en Bangladesh; Atenea en patrona de los fuegos artificiales de Hong Kong.

Una vez establecidas las nuevas funciones, los dioses decidieron retirarse. Se fijó una nueva cumbre a celebrarse en 200 años. Estaban seguros que los temas pendientes serían resueltos por fin en ella. Los diversos panteones comenzaron a retirarse. Al final sólo los dioses egipcios se quedaron. Se dedicaban a remover con premura los escombros del palacio. Osiris había perdido una de de sus piernas.