Sinceramente no me agradaba mucho “Anónimo”. Siempre estaba queriendo llamar la atención de los escasos visitantes del lugar. Hacia ruidos, tiraba piedras, aullaba, en fin hacia todo un teatrito. Yo en cambio permanecía silencioso, grave junto a mi tumba. Esperaba que alguien resolviera por fin el misterio que rodeó a mi muerte para poder de esta forma por fin descansar en paz. Sin embargo el tiempo transcurría y nada pasaba. Nadie parecía interesado en vengar mi muerte. Por eso me quede aquí, imposibilitado para abandonar el plano mortal, ahora completamente solo.
Ciertamente hubiera deseado que el médico brujo me exorcizará a mí, aunque debo confesar que pienso que se trataba de un fraude. Eso de lanzar huevos crudos contra las tumbas y bailar desenfrenadamente no parece ser muy útil para acabar con fantasmas. Sin embargo “Anónimo” si desapareció, aunque ahora que lo pienso debió ser la obra de esa niña. Seguramente, ahora que alguien por fin le hizo caso el tonto espectro por fin podrá gozar del descanso eterno, me pregunto si algún día yo también podré abandonar este sitio maldito, aunque mis esperanzas en ello casi han desaparecido por completo.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario