John caminaba despacio, pensativo. Si las cosas seguían como hasta ahora era seguro que nunca más volvería a navegar por el mar. El tiempo no detenía su marcha y él no se hacía más joven por lo que si no conseguía pronto un buque a bordo del cual embarcarse, su sueño de convertirse en un famoso capitán pirata jamás se cumpliría. John se detuvo un momento y contempló el mar que se extendía frente a él, el cual parecía invitarlo a unírsele. El “loco” recordó sus pasadas aventuras a bordo del “Pesadilla” el famoso barco del capitán Blood. Cierto era que el capitán siempre le había parecido demasiado sanguinario y violento, pero a pesar de ello había pasado buenos momentos en su compañía y la del resto de la tripulación.
Todo había terminado sin embargo cuando un cañonazo de la armada real voló en pedazos al capitán y a su barco. John y algunos otros habían logrado escapar de milagro. Desde entonces el “loco” John no había sido sino una sombra de sus pasadas glorias, reducido a vivir en aquella casucha del muelle sin más compañía que sus recuerdos. Sin embargo todo pareció cambiar cuando se encontró con Thomas “nariz quebrada” Smith, otro sobreviviente del “Pesadilla” quien le había informado sobre su intención de reunir una tripulación y reanudar sus viejas andanzas. Al parecer “Nariz quebrada” se había burlado de John, pues nunca llegó a la cita que ambos habían acordado, en la que supuestamente discutirían los pormenores de su nueva empresa.
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