viernes, octubre 24, 2003

Entonces mientras reíamos felices llegó otro hombre con nosotros y estaba vestido todo de negro y era muy blanco y pensé que tal vez era uno de esos fantasmas llorones que rondan los campos de muertos de vez en vez pero el héroe lo miró un momento con gran valor y el hombre fantasma se detuvo en seco al sentir el gran poder y la gran valentía del héroe y entonces mientras el héroe lo observaba se escuchó una voz muy bonita llena de plata como la de todos aquellos grandes guerreros que habitaban en Kerea y yo me puse a recordar los valles y los bosques y las montañas que hay allí y me sentí muy feliz tan feliz que no puse atención a lo que decía la voz pero yo creo que saludaba al héroe y a sus amigos y entonces apareció ante nosotros un joven que parecía uno de esos dioses que he visto en estatuas que están en los diferentes pueblos de gente buena de mi isla y me sentí muy alegre porque no me cabía duda que un dios había bajado de los cielos para ayudarnos contra la oscuridad y entonces en el viento de la noche escuche un nombre que comenzaron a cantar los espíritus de la tierra todos y los espíritus decían con sus dulces voces Aquiles y Aquiles era quien caminaba entre nosotros

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