En ese momento la puerta del lado derecho se abre súbitamente, un hombre joven, de unos 28 años entra apresuradamente a la habitación; viste unos pantalones de mezclilla y un suéter algo viejo de color azul, lleva en sus manos una multitud de papeles. Sin reparar en el hada y en el espectro, se dirige a la mesa y se sienta en una de las sillas dejando caer todas las hojas sobre ella, luego cierra los ojos y se queda en silencio.
Kira (dirigiéndose a Gaspar): Seguro que rechazaron sus poemas…
Gaspar: Si ya se lo decía yo, que no perdiera su tiempo con esos tontos versos y se dedicara mejor a hacer una buena historia, como debe de ser.
Kira: Pero ya ves lo terco que es, no se porque consentimos en ayudarlo.
En ese momento una cuerda cae de lo alto sorprendiendo a Kira y a Gaspar...
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